miércoles, 12 de junio de 2013

Viaje al Centro de la Tierra - Capítulo 2

Éste era un verdadero museo de mineralogía. Todos los ejemplares del reino mineral se hallaban rotulados en él y ordenados del modo más perfecto, con arreglo a las tres grandes divisiones: clasificados en inflamables, metálicos y litoideos.
¡Cuán familiares me eran aquellas chulerías de la ciencia mineralógica! ¡Cuántas veces, en vez de irme a jugar con los muchachos de mi edad, me había entretenido en quitar el polvo a aquellos grafitos, y antracitas, y hullas, y lignitos y turbas! ¡Y los betunes, y resinas, y sales orgánicas que era preciso preservar del menor átomo de polvo! ¡Y aquellos metales, desde el hierro hasta el oro, cuyo valor relativo desaparecía ante la igualdad absoluta de los ejemplares científicos! ¡Y todos aquellos pedruscos que hubiesen bastado para reconstruir la casa de la König­strasse, hasta con una buena habitación suplementaria en la que me habría yo instalado con toda comodidad!
Pero cuando entré en el despacho, no podía llegar a pensar en nada de esto; mi tío solo absorbía mi mente por completo. Hallábase arrellanado en su gran butacón, forrado de terciopelo de Utrecht, y tenía entre sus manos un libro que contemplaba con profunda admiración.
-¡Qué libro! ¡Qué libro! -repetía sin cesar.
Estas exclamaciones me recordaron que el profesor Liden­brock era también bibliómano en sus momentos de ocio; si bien no había ningún libro que tuviese valor para él como no fuese inhallable o, al menos, ilegible.
-¿No ves? -me dijo-, ¿no ves? Es un inestimable tesoro que he hallado esta mañana registrando la tienda del judío Hevelius.
-¡Magnífico! -exclamé yo, con simulado entusiasmo.
En efecto, ¿a qué tanto entusiasmo por un viejo libro en cuarto, cuyas tapas y lomo parecían forrados de grosero cordobán, y de cuyas amarillentas hojas pendía un descolorido registro?
Sin embargo, no cesaban las admirativas exclamaciones del enjuto profesor.
-Vamos a ver -decía, preguntándose y respondiéndose a sí mismo-, ¿es un buen ejemplar? ¡Sí, magnífico! ¡Y qué encuadernación! ¿Se abre con facilidad? ¡Sí; permanece abierto por cualquier página que se le deje! Pero, ¿se cierra bien? ¡Sí, porque las cubiertas y las hojas forman un todo bien unido, sin separarse ni abrirse por ninguna parte! ¡Y este lomo que se mantiene ileso después de setecientos años de existencia! ¡Ah! ¡he aquí una encuadernación capaz de envanecer a Bozerian, a Closs y hasta al mismo Purgold.
Al expresarse de esta suerte, abría y cerraba mi tío el feo y repugnante libraco; y yo, por pura fórmula, pues no me interesaba lo más mínimo, pregunté:
-.¿Cuál es el título de ese maravilloso volumen? -interrogué con un entusiasmo demasiado exagerado para que no fuese fingido.
-¡Esta obra -respondió mi tío animándose- es el Heimskringla, de Snorri Sturluson, el famoso autor islandés del siglo XII! ¡Es la crónica de los príncipes noruegos que reinaron en Islandia!
-¡De veras! -exclamé yo, afectando un gran asombro-; ¿será, sin duda, alguna traducción alemana?
-¡Una traducción! -respondió el profesor indignado-. ¿Y qué habría de hacer yo con una traducción? ¡Para traducciones estamos! Es la obra original, en islandés, ese magnífico idioma, sencillo y rico a la vez, que autoriza las más variadas combinaciones gramaticales y numerosas modificaciones de palabras.
-Como el alemán -insinué yo con acierto.
-Sí -respondió mi tío, encogiéndose de hombros-; pero con la diferencia de que la lengua islandesa admite, como el griego, los tres géneros y declina los nombres propios como el latín.
-¡Ah! -exclamé yo con la curiosidad un tanto estimulada-, ¿y es bella la impresión?
-¡Impresión! ¿Pero cómo se te ocurre hablar de impresión, desdichado Axel? ¡Bueno fuera! ¿Pero es que crees por ventura que se trata de un libro impreso? Se trata de un manuscrito, ignorante, ¡y de un manuscrito rúnico nada menos!
-¿Rúnico?
-¡Sí! ¿Vas a decirme ahora que te explique lo que significa esto?
-Me guardaría bien de ello -repliqué, con el acento de un hombre ofendido en su amor propio.
Pero, quieras que no, soporté que me enseñara mi tío cosas que no me interesaban lo más mínimo.
-Las runas -prosiguió- eran unos caracteres de escritura usada en otro tiempo en Islandia, y, según la tradición, fueron inventados por el mismo Odín. Pero, ¿qué haces, impío, que no admiras estos caracteres salidos de la mente excelsa de un dios?
Sin saber qué responder, iba ya a prosternarme, género de respuesta que debe agradar a los dioses tanto como a los reyes, porque tiene la ventaja de no ponerles en el brete de tener que replicar, cuando un incidente imprevisto vino a dar a la conversación otro giro.
Fue éste la aparición de un pergamino grasiento que, deslizándose de entre las hojas del libro, cayó al suelo.
Mi tío se apresuró a recogerlo con indecible avidez. Un antiguo documento, encerrado tal vez desde tiempo inmemorial dentro de un libro viejo, no podía menos de tener para él un elevadísimo valor.
-¿Qué es esto? -exclamó emocionado.
Y al mismo tiempo desplegaba cuidadosamente sobre la mesa un trozo de pergamino de unas cinco pulgadas de largo por tres de ancho, en el que había trazados, en líneas transversales, unos caracteres mágicos.
El profesor examinó atentamente, durante algunos instantes, esta serie de garabatos, y al fin dijo quitándose las gafas:
-Estos caracteres son rúnicos, no me cabe duda alguna; son exactamente iguales a los del manuscrito de Snorri Sturluson. Pero… ¿qué significan?
Como las runas me parecían una invención de los sabios para embaucar a los ignorantes, no sentí que no lo entendiese mi tío. Así, al menos, me lo hizo suponer el temblor de sus dedos que comenzó a agitar de una manera convulsa.
-Sin embargo, es islandés antiguo -murmuraba entre dientes.
El profesor Lidenbrock tenía más razón que nadie para saberlo; porque, si bien no poseía correctamente las dos mil lenguas y los cuatro mil dialectos que se hablan en la superficie del globo. hablaba muchos de ellos y pasaba por ser un verdadero políglota.
Al dar con esta dificultad, iba a dejarse llevar de su carácter violento, y ya veía yo venir una escena desagradable, cuando dieron las dos en el reloj de la chimenea.
En aquel mismo momento, abrió Marta la puerta del despacho, diciendo:
-La sopa está servida.
-¡Al diablo con la sopa -exclamó furibundo mi tío-, y con la que la ha hecho y con los que se la coman!
Maria se marchó asustada; yo salí detrás de ella, y, sin explicarme cómo, me encontré sentado a la mesa, en mi sitio de costumbre.
Esperé algunos instantes sin que el profesor viniera. Era la primera vez, que yo sepa, que faltaba a la solemnidad de la comida. ¡Y qué comida, Dios mío! Sopas de perejil, tortilla de jamón, nuez moscada, solomillo de ternera con compota de ciruelas, y, de postre, langostinos en dulce, y todo abundantemente regado con exquisito vino del Mosa.
He aquí la apetitosa comida que se perdió mi tío por un viejo papelucho. Yo, a fuer de buen sobrino, me creí en el deber de comer por los dos, y deglutí de un modo asombroso.
-¡No he visto en los días de mi vida una cosa semejante! -decía la buena Marta, mientras me servía la comida. ¡Es la prirnera vez que el señor Lidenbrock falta a la mesa!
-No se concibe, en efecto.
-Esto parece presagio de un grave acontecimiento -añadió la vieja criada, sacudiendo sentenciosamente la cabeza.
Pero, a mi modo de ver, aquello lo que presagiaba era un escándalo horrible que iba a promover mi tío tan pronto se percatase de que había devorado su ración.
Me estaba yo comiendo el último langostino, cuando una voz estentórea me hizo volver a la realidad de la vida, y, de un salto, pasé del comedor al despacho.

domingo, 9 de junio de 2013

Viaje al centro de la Tierra - Capítulo 1 - Destinos

- Viaje al centro de la Tierra - Capítulo 1 - Estudio-

La obra comienza en Alemania, en la ciudad de Hamburgo, en el número 19 de la König-strasse.
Nombre completo: Ciudad Libre y Hanseática de Hamburgo.



Bandera:





Escudo:














Hamburgo (Hamburg en alemán, pronunciación alemana: [ ˈham.bʊʁk ], pronunciación local: [ ˈham.bʊɪç ]; Hamborg en bajo alemán, pronunciado: [ ˈham.bɔːx ]) es una ciudad situada al norte de Alemania. La ciudad forma su propio estado federado, con una extensión de 755 km². A finales de agosto de 2007 tenía 1.763.950 habitantes (4,7 millones en el área metropolitana de Hamburgo, que incluye partes de los estados vecinos de Baja Sajonia y Schleswig-Holstein), lo que la convertía en la segunda ciudad más poblada en Alemania tras Berlín. Además, su puerto es el segundo más grande de Europa, tras el de Róterdam, y el noveno del mundo.

El nombre completo de Hamburgo es «Ciudad libre y hanseática de Hamburgo» (Freie und Hansestadt Hamburg en alemán). Esto se debe a su historia como miembro de la liga medieval hanseática y como Ciudad Imperial Libre del Sacro Imperio Romano Germánico, y también por el hecho de que es una ciudad-estado y uno de los dieciséis estados federados de Alemania.

Durante la primera mitad del siglo XIX, una diosa patrona de Hamburgo con nombre en latín Hammonia surgió, sobre todo en las referencias románticos y poéticas, Hammonia se convirtió en el símbolo del espíritu de la ciudad durante este tiempo. En 1888 Hamburgo entra en la Unión Aduanera Alemana.Hamburgo tuvo un rápido crecimiento durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando su población se cuadruplicó a más de 800.000, este crecimiento de la ciudad hizo de su puerto el tercero más importante del comercio eurpeo del Atlántico. Albert Ballin como director de la Hamburg-America Line se convirtió en la compañía naviera de trasatlánticos más grande del mundo. Hamburgo fue el puerto preferido para la mayoría de los alemanes del Este y los europeos que salían para el Nuevo Mundo.

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Aquí fotos de la mencionada calle König-strasse y la estación de trenes de tránsito rápido ubicada en ella:


Y ahora una imagen del famoso Profesor Lidenbrock, de Hamburgo:

Y de su sobrino, Axel, quien nos relatará todo el viaje:

Aquí, el Centro Johannaeum, donde el Profesor dictaba sus clases (fotos actuales y reales):



 Y que hay de los elementos mineralógicos que estudiaban tanto el Profesor como su sobrino, Axel. En orden:

Cristalizaciones romboédricas:

Selenitas:

Tungstitas:

Molibdatos de Plomo:

Tungstatos de Magnesio:

Titanatos de Circonio:

No encontré información sobre las resinas retinasfálticas, si alguien posee información o una imagen, o incluso si una foto aquí puesta no es totalmente precisa, le agradecería a los lectores me den un link en los comentarios de donde poder obtener alguna imagen más exacta. Gracias desde ya.

Por ciero que era el Profesor Lidenbrock una eminencia muy respetada, con amigos tales como:
Sir Humphry Davy (Penzance, Cornualles, 17 de diciembre de 1778 - Ginebra, Suiza, 29 de mayo de 1829). Químico británico. Se le considera el fundador de la electroquímica, junto con Alessandro Volta y Michael Faraday. Davy contribuyó a identificar experimentalmente por primera vez varios elementos químicos mediante la electrólisis, y estudió la energía involucrada en el proceso, desarrolló la electroquímica explorando el uso de la pila de Volta o batería. Entre 1806 y 1808 publica el resultado de sus investigaciones sobre la electrólisis, donde logra la separación del Magnesio, Bario, Estroncio, Calcio, Sodio, Potasio y Boro. En 1807 fabrica una pila con más de 2000 placas doble, con la cual descubre el Cloro y demuestra que el cloro es un elemento químico y le da ese nombre debido a su color amarillo verdoso. Junto a William Thomas Brande consigue aislar al litio de sus sales mediante electrólisis del óxido de litio (1818). En 1805 gana la Medalla Copley. Fue jefe y mentor de Michael Faraday. Creó una lámpara de seguridad que llevó su nombre para las minas y fue pionero en el control de la corrosión mediante la protección catódica. En 1815 inventa la lámpara de seguridad para los mineros.

Humboldt: Friedrich Wilhelm Heinrich Alexander Freiherr von Humboldt: (?)-(Berlín, Alemania, 14 de septiembre de 1769 - 6 de mayo de 1859), mejor conocido en español como Alejandro de Humboldt, fue un geógrafo, naturalista y explorador alemán, hermano menor del lingüista y ministro Wilhelm von Humboldt.
Es considerado el "Padre de la Geografía Moderna Universal". Fue un naturalista de una polivalencia extraordinaria, que no volvió a repetirse tras su desaparición. Los viajes de exploración le llevaron de Europa a América del Sur, parte del actual territorio de México, EE.UU., Canarias y a Asia Central. Se especializó en diversas áreas de la ciencia como la etnografía, antropología, física, zoología, ornitología, climatología, oceanografía, astronomía, geografía, geología, mineralogía, botánica, vulcanología y el humanismo.


Capitán John Franklin: Sir John Franklin (Spilsby, Lincolnshire, 15 de abril de 1786 — cerca de isla del Rey Guillermo, 11 de junio de 1847), fue un capitán de la Royal Navy y explorador del ártico inglés. Él, y todos los miembros de su expedición, murieron en el ártico canadiense mientras pretendían encontrar el Paso del Noroeste. El destino corrido por esa expedición fue un misterio sin resolver hasta 12 años después de su desaparición.

Capitán Sabine: General Sir Edward Sabine KCB FRS (Dublín, 14 de octubre de 1788 – East Sheen, en Surrey, 26 de junio de 1883) fue un astrónomo, geofísico, botánico, ornitólogo y explorador irlandés. Fue el 29º presidente de la Royal Society (1861-71).

Dos ramas del trabajo de Sabine, en particular, merecen un reconocimiento muy alto: la determinación de la longitud del péndulo de segundos (un péndulo simple cuyo período sobre la superficie de la Tierra es de dos segundos, es decir, un segundo en cada dirección), y los amplios estudios relacionados con el campo magnético terrestre. Encabezó los esfuerzos para establecer un sistema de observatorios magnéticos en diversas partes del territorio británico por todo el mundo y una gran parte de su vida se dedicó a su dirección y la discusión de sus observaciones.

Aunque la mayoría de sus investigaciones tienen que ver con uno u otro de los temas mencionados, también se ocupó de la investigación en otros temas muy diversos, tales como las aves de Groenlandia —la gaviota de Sabine, Xema sabini, lleva su nombre—, las temperaturas del océano, la corriente del Golfo, la medición barométrica de la altura, la determinación de los arcos del meridiano, el transporte de rocas de los glaciares, los volcanes de las islas de Hawái y varios cuestiones relacionadas con la meteorología.


Antoine Henri Becquerel (París, 15 de diciembre de 1852 - Le Croisic, 25 de agosto de 1908, con 55 años.) Fue un físico francés descubridor de la radiactividad y galardonado con el Premio Nobel de Física del año 1903.

Estudió y se doctoró en Ciencias en la Escuela Politécnica de la capital francesa. Fue profesor del Museo de Historia Natural en 1892 (el tercer miembro de su familia en hacerlo) y de la École Polytechnique en 1895. En 1894 fue nombrado jefe de ingenieros del Ministerio francés de Caminos y Puentes. En su primera actividad en el campo de la experimentación científica investigó fenómenos relacionados con la rotación de la luz polarizada, causada por el campo magnético. Posteriormente se dedicó a examinar el espectro resultante de la estimulación de cristales fosforescentes con luz infrarroja.

En el año 1896 descubrió accidentalmente una nueva propiedad de la materia que posteriormente se denominó radiactividad. Este fenómeno se produjo durante su investigación sobre la fosforescencia. Al colocar sales de uranio sobre una placa fotográfica en una zona oscura, comprobó que dicha placa se ennegrecía. Las sales de uranio emitían una radiación capaz de atravesar papeles negros y otras sustancias opacas a la luz ordinaria. Estos rayos se denominaron en un principio rayos Becquerel en honor a su descubridor. También este personaje gracias a sus valiosas investigaciones y descubrimientos hizo aportes al modelo atómico.


David Brewster (11 de diciembre de 1781 - 10 de febrero de 1868 ) fue un científico, naturalista escocés, inventor y escritor. Realiza investigaciones en el campo de la óptica (polarización de la luz, doble refracción, etc.). Inventó el caleidoscopio, y perfeccionó elestereoscopio. Sus investigaciones sobre la polarización de la luz le valieron la Medalla Copley en 1815.

  • Ley de Brewster - Física - Al incidir un rayo de luz sobre la superficie de separación de dos medios ópticos, el rayo reflejado y el refractado sufren una polarización máxima cuando el ángulo de incidencia es tal que las direcciones de propagación de dichos rayos son perpendiculares. 
  • La abreviatura Brewster se emplea para indicar a David Brewster como autoridad en la descripción y clasificación científica de los vegetales.

Alexandre Dumas (Villers-Cotterêts, 1802 - Puys, cerca de Dieppe, 1870), conocido en los países hispanohablantes como Alejandro Dumas, fue un novelista y dramaturgo francés. Su hijo, Alexandre Dumas fue también un escritor conocido.

Fue un autor prolífico (tragedias, dramas, melodramas, aventuras...) aunque, para atender a la creciente demanda del público, tuvo que recurrir a la ayuda, notoria, de "colaboradores" entre los que destacó Auguste Maquet (1839-1851) que intervino en varias de sus novelas, entre ellas Los tres mosqueteros yEl Conde de Montecristo (1844). La discusión en torno a este tema ha concluido gracias la aparición de las papeletas en las que de manera autógrafa consta que fue él quien encontró las Memorias de D´Artagnan, obra de Gatien Courtilz de Sandras (editada por Emecé en 1961), base de su famosa novela. Fue Auguste Maquet quien investigó el trasfondo histórico y Alejandro Dumas quien le dio forma a la novela. Maquet publicaría poco después su propia versión, pero tanto ésta como la de Gatien son verdaderos esperpentos literarios, mientras la de Alejandro Dumas es muy ágil y divertida. Sus novelas históricas, llenas de vivacidad, gozaron del beneplácito del público, propiciadas por su publicación, por entregas, en los periódicos.

En 1846, cuando se encontraba en la cúspide de su carrera y su fama desbordaba las fronteras de su país natal, el ministro de Instrucción Pública de Francia, M. de Salvandy, invitó a Dumas a viajar a Argelia, a donde fue junto a su hijo y a un grupo de amigos. Recorrieron España y luego tomaron el barco La Veloce en el puerto de Cádiz, que los condujo a Argelia y Túnez. Las vivencias durante esos dos viajes se recogen en sus libros De París a Cádiz y La Veloce.

Henri Milne Edwards o Milne-Edwards (Brujas, 23 de octubre de 1800 - París, 29 de julio de 1885) fue un zoólogo francés. Padre del también zoólogo Alphonse Milne Edwards.

Milne-Edwards fue el líder de la escuela de la "zoología fisiológica", que dominó la Historia natural francesa durante mucho tiempo, tras el vacío dejado por la muerte de Georges Cuvier y Étienne Geoffroy Saint-Hilaire. Milne-Edwards defendió el estudio de los animales en su ambiente natural, oponiéndose a la tradición dominante, basada en el estudio anatómico de los animales disecados.

Gran admirador de Cuvier, Milne-Edwards concedía una absoluta prioridad a la función sobre la forma animal, esforzándose por encontrar las leyes rectoras de la adaptación biológica:

  • Según la ley de la economía o de la unidad del tipo la naturaleza tiende a reutilizar los mismos órganos o estructuras para funciones diferentes. 
  • La ley de la división del trabajo (1827, 1834), influida por la teoría económica de Adam Smith, parte de la analogía entre el organismo y la fábrica y entre los órganos que lo componen y los obreros que trabajan en ella. Al igual que una fábrica es más productiva cuanto más especializados estén sus trabajadores, Milne-Edwards postula que cuanto más complejo sea el animal, más diferenciados se hallarán sus órganos. 
  • La abreviatura Milne-Edwards se emplea para indicar a Henri Milne-Edwards como autoridad en la descripción y taxonomía en zoología.



Friedrich Georg Wilhelm von Struveen ruso: Василий Яковлевич Струве, Vasily Yákovlevich Struve, (15 de abril de 1793 - 23 de noviembre de 1864 [en el calendario juliano: 11 de noviembre]) fue un astrónomo alemán del Báltico, parte de una famosa dinastía de astrónomos.

Nació en Altona entonces parte de Dinamarca, ahora en Alemania, hijo de Jacob Struve (1755-1841), y el segundo de una familia entera de astrónomos de 5 generaciones. Fue el bisabuelo de Otto Struve, padre de Otto Wilhelm von Struve y abuelo de Hermann Struve, tío de Otto Struve. Su padre Jacob salió de la Alemania Napoleónica a Letonia entonces provincia livonia de la Rusia Imperial para evadir el servicio militar.

En 1808 entró a la Universidad de Tartu (Estonia), en la Rusia Imperial, donde estudió primero filología, pero pronto cambió su atención a laastronomía. De 1813 a 1820 enseñó en la universidad y trabajó en el Observatorio Dorpat de Tartu, y en 1820 se hizo a profesor de tiempo completo y director del observatorio.

Permaneció en Tartu, ocupado en buscar estrellas dobles y geodesia hasta 1839, cuando fundó y dirigió el nuevo Observatorio de Pulkovo cerca de San Petersburgo. Entre otros honores, ganó la Medalla de oro de la Real Sociedad Astronómica en 1826. Se retiró en 1861 debido a problemas de salud.

El asteroide 768 Struveana fue nombrado así en su honor y los de Otto Wilhelm von Struve y Karl Hermann Struve.

No se pudo hallar información sobre Ebejmen, si alguien tiene información, se agradece aportar en Comentarios



Tugendbund (traducido de Google desde el Alemán):
Se menciona "Cierto que la tal casa estaba un poco inclinada y amenazaba con su vientre a los transeúntes; que tenía el techo caído sobre la oreja, como las gorras de los estudiantes de Tugendbund".
Tugendbund significa virtud en Alemán, existió la "Liga de la Virtud", fue una "asociación moral y científica", que en la primavera de 1808 en Königsberg por la celebración de un puñado de hombres (Mosqua, Lehmann, Velhagen, Both, Bardeleben, Baczko y jarro) se formó.

  • El club se fundó el 30 de Junio ​​aprobado por el rey, y persigue los siguientes objetivos: 
  • los desesperados por las mentes desgracia de nuevo, 
  • la miseria física y moral de aliviar 
  • para proporcionar la educación popular de la juventud, 
  • para operar la reorganización del ejército, 
  • El patriotismo y la lealtad a la dinastía de mantener en todas partes, etc 
Esto abiertas aspiraciones alineados en la tendencia secreta para luchar contra el dominio francés. En Silesia y Pomerania , la idea tuvo éxito, tanto en la médula ósea, al menos en Berlín .

Otros factores trabajaron contra una difusión más amplia de la asociación. Muchos se dirigen ansiosos de las autoridades civiles y militares, prohibió a sus subordinados a unirse. Otras leyes parecían demasiado atractivo y práctico, pero más daño al club, el hecho de que Prusia no es la encuesta en 1809 Austria se unió, y que la empresa schillsche , que se cargan con la Tugendbund mal falló.

El número de participantes ascendió a 300 y 400 Entre ellos se encontraban nombres como boyas, Guillermo de Dörnberg , Grolman broma vida, Werner von Haxthausen , von Thile, von Ribbentrop, von der Goltz, Merkel, tienda de montaña, Ardilla, Manso y otros, mientras que algunos como el principal portador de considerar idea conjunto mantiene, como la piedra, Niebuhr, Gneisenau y Scharnhorst, nunca han oído hablar del club.

El 31 de diciembre de 1809 el rey decretó, a instancias de Napoleón I por una orden del gabinete la disolución de la asociación. Más tarde, la virtud del pacto era partido reaccionario en Prusia para el transporte de demagogia sospechado.


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Fuente: Wikipedia en la mayoría de los casos

lunes, 23 de julio de 2012

Viaje al centro de la Tierra - Capítulo 1

- Viaje al centro de la Tierra (1864) - Capítulo 1 -


El domingo 24 de mayo de 1863, mi tío, el profesor Liden­brock, entró rápidamente a su hogar, situado en el número 19 de la König-strasse, una de las calles más tradicionales del barrio antiguo de Hamburgo.
Marta, su excelente criada, se preocupó sobremanera, creyendo que se había retrasado, pues apenas empezaba a cocinar la comida en el hornillo.
"Bueno"- pensé para mí- , si mi tío viene con hambre, se va a armar la de San Quintín; porque no conozco a otro hombre de menos paciencia.
-¡Tan temprano y ya está aquí el señor Lidenbrock! -exclamó la pobre Marta, con arrebol, entreabriendo la puerta del comedor.
-Sí, Marta; pero tú no tienes la culpa de que la comida no esté lista todavía, porque es temprano, aún no son las dos. Acaba de dar la media hora en San Miguel.
-¿Y por qué ha venido tan pronto el señor Lidenbrock?
-Él lo explicará, seguramente.
-¡Ahí viene! Yo me escapo. Señor Axel, cálmelo usted, por favor.
Y la excelente Marta se retiró presurosa a su recinto culinario, dejándome solo.
Pero, como mi timidez no es lo más indicado para hacer entrar en razón al más irascible de todos los catedráticos, había decidido retirarme prudentemente a la pequeña habitación del piso alto que utilizaba como dormitorio, cuando se escuchó el giro sobre sus goznes de la puerta de la calle, crujió la escalera de madera bajo el peso de sus pies fenomenales, y el dueño de la casa atravesó el comedor, entrando con apresuramiento en su despacho, y dejando al pasar, el pesado bastón en un rincón, arrojando el mal cepillado sombrero encima de la mesa, y dirigiéndose a mí con tono imperioso, dijo:
-¡Ven, Axel!
No había tenido aún tiempo material de moverme, cuando me gritó el profesor con acento descompuesto:
-Pero,apúrate, ¿qué haces que no estás aquí ya?
Y me precipité en el despacho de tan irascible maestro. Otto Lidenbrock no es mala persona, lo confieso ingenuamente; pero, como no cambie mucho, lo cual creo improbable, morirá siendo el más original e impaciente de los hombres.
Era profesor del Johannaeum, donde dictaba la cátedra de mineralogía, enfureciéndose, por regla general, una o dos veces en cada clase. Y no porque le preocupase el deseo de tener discípulos aplicados, ni el grado de atención que éstos prestasen a sus explicaciones, ni el éxito que como consecuencia de ella, pudiesen obtener en sus estudios; no, semejantes detalles lo tenían sin cuidado. Enseñaba subjuntivamente, según una expresión de la filosofía alemana; enseñaba para él, y no para los otros. Era un sabio egoísta; un pozo de ciencia cuya polea rechinaba cuando de él se quería sacar algo. Era, en una palabra, un avaro del conocimiento.
En Alemania hay algunos profesores de esta especie.
Mi tío no gozaba, por desgracia, de una gran facilidad de palabra, por lo menos cuando se expresaba en público, lo cual, para un orador, constituye un defecto lamentable. En sus lecciones en el Johannaeum, se detenía a lo mejor luchando con un recalcitrante vocablo que no quería salir de sus labios; con una de esas palabras que se resisten, se traban y acaban por ser expelidas bajo la forma de un taco, siendo éste el origen de su cólera.
Hay en mineralogía muchas denominaciones, semigriegas, semilatinas, difíciles de pronunciar; nombres rudos que lastimarían los labios de un poeta. No quiero criticar a esta ciencia; lejos de mí profanación semejante. Pero cuando se trata de las cristalizaciones romboédricas, de las resinas retinasfálticas, de las selenitas, de las tungstitas, de los molibdatos de plomo, de los tunsatatos de magnesio y de los titanatos de circonio, bien se puede perdonar a la lengua más expedita que tropiece y se haga un enredo.
En la ciudad era conocido por todos este excusable defecto de mi tío, por el que muchos desahogados aprovechaban para burlarse de él, cosa que le exasperaba en extremo; y su furor era causa de que arreciasen las risas, lo cual es de muy mal gusto hasta en la misma Alemania. Y si bien es muy cierto que contaba siempre con gran número de oyentes en su aula, no lo es menos que la mayoría de ellos iban sólo a divertirse a costa del catedrático.
Como quiera que sea, no me cansaré de repetir que mi tío era un verdadero sabio. Aun cuando rompía muchas veces las muestras de minerales por tratarlos sin el debido cuidado, unía al genio del geólogo la perspicacia del mineralogista. Con el martillo, el punzón, la brújula, el soplete y el frasco de ácido nítrico en las manos, no tenía rival. Por su modo de romperse, su aspecto y su dureza, por su fusibilidad y sonido, por su olor y su sabor, clasificaba sin titubear un mineral cualquiera entre las seiscientas especies con que en la actualidad cuenta la ciencia.
Por eso el nombre de Lidenbrock gozaba de gran predicamento en los gimnasios y asociaciones nacionales. Humphry Davy, de Humboldt y los capitanes Franklin y Sabine no dejaban de visitarle a su paso por Hamburgo. Becquerel, Ebejmen, Brewster, Dumas y Milne-Edwards solían consultarle las cuestiones más palpitantes de la química. Esta ciencia le debía magníficos descubrimientos, y, en 1853, había aparecido en Leipzig un Tratado de Cristalogiafía trascendental, por el profesor Otto Lidenbrock, obra en folio, ilustrada con numerosos grabados, que no llegó, sin embargo, a cubrir los gastos de impresión.
Además de lo dicho mi tío era conservador del museo mineralógico del señor Struve, embajador de Rusia, preciosa colección que gozaba de merecida y justa fama en Europa.
Tal era el personaje que con tanta impaciencia me llamaba. Imaginaos un hombre alto, delgado, con una salud de hierro y un aspecto juvenil que le hacía aparentar diez años menos de los cincuenta que contaba. Sus grandes ojos observaban a todas partes detrás de sus amplias gafas; su larga y afilada nariz parecía una lámina de acero; los que le perseguían con sus burlas decían que estaba imanada y que atraía las limaduras de hierro. Calumnia vil, sin embargo, pues sólo atraía al tabaco, aunque en gran abundancia, dicho sea en honor de la verdad.
Cuando haya dicho que mi tío caminaba a pasos matemáticamente iguales, que medía cada uno media toesa de longitud, y añadido que siempre lo hacía con los puños sólidamente apretados, señal de su carácter irascible, lo conocerá lo bastante el lector para no desear su compañía.
Vivía en su modesta casita de König-strasse, en cuya construcción entraban por partes iguales la madera y el ladrillo, y que daba a uno de esos canales tortuosos que cruzan el barrio más antiguo de Hamburgo, felizmente salvado del incendio de 1842.
Cierto que la tal casa estaba un poco inclinada y amenazaba con su vientre a los transeúntes; que tenía el techo caído sobre la oreja, como las gorras de los estudiantes de Tugendbund; que la verticalidad de sus líneas no era lo más perfecta; pero se mantenía firme gracias a un olmo secular y vigoroso en que se apoyaba la fachada, y que al cubrirse de hojas, llegada la primavera, remozábala con un alegre verdor.
Mi tío, para profesor alemán, no dejaba de ser rico. La casa y cuanto encerraba, eran de su propiedad. En ella compartíamos con él la vida su ahijada Graüben, una joven curlandesa de diez y siete años de edad, la criada Marta y yo, que, en mi doble calidad de huérfano y sobrino, le ayudaba a preparar sus experimentos.
Confieso que me dediqué con gran entusiasmo a las ciencias mineralógicas; por mis venas circulaba sangre de mineralogista y no me aburría, jamás en compañía de mis valiosos pedruscos.
En resumen, que vivía feliz en la casita de la König-strasse, a pesar del carácter impaciente de su propietario porque éste, independientemente de sus maneras brutales, me profesaba gran afecto. Pero su gran impaciencia no le permitía aguardar, y trataba de ir más aprisa que la misma naturaleza.
En abril, cuando plantaba en los potes de loza de su salón pies de reseda o de convólvulos, iba todas las mañanas a tirarles de las hojas para tratar así de acelerar su crecimiento.
Con tan original personaje, no tenía más remedio que obedecer ciegamente; y por eso acudía presuroso a su despacho.

Viaje al centro de la Tierra

- Viaje al centro de la Tierra -



Ésta será la primer obra que se irá publicando, a veces capítulos enteros, a veces de a párrafos más pequeños.
En una publicación está el original sin tocar. Y en la siguiente, un pequeño análisis sobre los puntos más interesantes de esa publicación.
El avance será lento, no tengo apuro para hacerlo, pero prefiero hacerlo bien. Esto es, apenas, un "prefacio", una introducción, en la siguiente publicación aparecerá ya el inicio de la obra y en la otra el primer estudio.

Los diálogos entre los protagonistas están en negritas, los pensamientos en texto normal.

Breve Biografía de Julio Verne

- Breve Biografía de Julio Verne -

Jules Gabriel Verne (Nantes, 8 de febrero de 1828 – Amiens, 24 de marzo de 1905), conocido en los países de lengua española como Julio Verne, fue un escritor francés de novelas de aventuras. Es considerado junto a H. G. Wells uno de los padres de la ciencia ficción.
Es el segundo autor más traducido de todos los tiempos, después de Agatha Christie, con 4.185 traducciones, de acuerdo al Index Translationum.
Algunas de sus obras han sido adaptadas al cine. Predijo con gran exactitud en sus relatos fantásticos la aparición de algunos de los productos generados por el avance tecnológico del siglo XX, como la televisión, los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales. Fue condecorado con la Legión de Honor por sus aportes a la educación y a la ciencia.

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Sinceramente, imagino que hay muchos sitios que tratan la Biografía con mucho mayor lujo de detalle.
Yo solamente deseo agregar que conocí en mi niñez las primeras obras de Julio Verne, en ediciones ilustradas y también no ilustradas.
Principalmente, Viaje al Centro de la Tierra es uno de mis favoritos. Dos años de vacaciones fue uno de los primeros que leí, El Faro del Fin del Mundo, regalo de mi hermano y muchas, muchas otras obras. Una de las últimas que leí (y que descubrí), fue El Rayo Verde, libro que recomiendo a todo aquel que haya leído cualquiera de las múltiples obras de Julio Verne.
Soy un admirador de Julio Verne, sin duda un adelantado a su tiempo, con las predicciones de la televisión, los helicópteros, los submarinos o las naves espaciales.

Esta es mi pequeña ofrenda a uno de los más grandes escritores, que aportó a la educación y a la ciencia, en el siglo XIX. Un adelantado, sin lugar a dudas.

Los Destinos en la Literatura de Julio Verne

- Los Destinos en la Literatura de Julio Verne -

La intención de este blog es un humilde recorrido por los lugares a donde nos lleve Julio Verne en sus historias.

Básicamente, primero se irán publicando las obras de Julio Verne por capítulos, luego se irá añadiendo información de interés sobre los lugares nombrados en sus viajes. Mientras que una obra lo permita, se irá añadiendo información sobre el recorrido, sobre como  se hacía en su época y cómo se hace ahora.

Cuando haya un tema difícil de cubrir, o una visita a un lugar... digamos... al Centro de la Tierra... entonces mostraremos informaciones científicas sobre el lugar, siempre con una expresión fácil de entender para todos los visitantes.

De ninguna manera promovemos la piratería por ir publicando las obras de Julio Verne, al contrario, mi intención es difundir la cultura de un gran ser humano, Julio Verne, nada menos. Además, sus obras ya son del dominio público.

Si les gusta el contenido o si desean más información, no duden en que sus comentarios, mientras que sean respetuosos, siempre tendrán respuesta.

Un abrazo a todos aquellos que leen este mensaje, saludos de un simple lector.

Santiago Pereira Yaquelo